Bertani Amarone della Valpolicella Classico 2015: El arte de la suerte en una copa majestuosa

Donde las colinas cuentan historias

Valpolicella, ese rincón encantador entre Verona y el lago de Garda, es mucho más que paisajes bonitos: es tierra de vino con pedigree. Su nombre viene del latín vallis polis cellae (“valle de muchas bodegas”) y, sí, hace honor a cada letra. Desde tiempos romanos, esta región ha sido un paraíso vinícola gracias a sus colinas suaves, suelos calcáreos y un clima que parece hecho a medida para la vid. Durante mucho tiempo, Valpolicella fue famosa por sus vinos frescos y afrutados… hasta que el destino, y un pequeño error, lo cambió todo.

Un descuido que valió oro

La historia del Amarone comienza con lo que podríamos llamar una “fermentación traviesa”. En los años 30, la región elaboraba Recioto, un vino dulce hecho con uvas deshidratadas por el método appassimento. Pero un día, alguien olvidó un barril. Literalmente. La fermentación siguió su curso, los azúcares se esfumaron… y nació un vino seco, potente y lleno de carácter. En vez de desecharlo, los productores lo probaron y dijeron: esto está buenísimo.

Así nació el Amarone: un vino que dice “yo no vine aquí a ser dulce”, y que lleva en su nombre (amaro, o amargo) esa personalidad rebelde.

Bertani fue pionera en abrazar este nuevo estilo. Ya desde los años 30, apostaba por versiones secas que sentaron las bases del Amarone clásico. Visionarios, sin duda.

Estrellas, puntos y aplausos

El Bertani Amarone della Valpolicella Classico 2015 no pasó desapercibido. Más bien, se llevó todos los aplausos posibles:

Una cosecha que deja huella. Refinada, intensa y lista para dejar a cualquiera con la boca abierta (literalmente).

¿Y a qué sabe esta joya?

  • Color: Rojo rubí profundo con reflejos granate que ya dan pistas de su carácter.
  • Nariz: Explosión de cereza negra, ciruelas pasas, cacao, tabaco, cuero y un toque salvaje de hierbas.
  • Boca: Potente pero fino. Taninos sedosos, acidez que refresca, y un final larguísimo con frutas secas, especias dulces y regaliz. Pura elegancia con músculo.

Comidas que le hacen justicia

Este no es un vino para acompañar una ensalada ligera. Aquí necesitas platos con personalidad, como:

  • Risotto de setas y trufa
  • Ossobuco alla milanese
  • Costillas de cordero o asados que se cocinan todo el domingo
  • Guisos de caza
  • Quesos curados (piensa en un buen gorgonzola o un grana padano)
  • ¿Postre? Sí: chocolate negro, avellanas, almendras…

¡Y no olvides decantarlo al menos una hora antes! Servir entre 18 y 20 °C, en copa grande y de cristal.

¿Y si lo guardo?

Este Amarone está hecho para envejecer con estilo. Aunque ya está delicioso, alcanzará su punto más seductor entre 2028 y 2045. Si tienes paciencia, te va a recompensar.

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